Matrix

MATRIX

Matrix es uno de los primeros juegos para C64 a los que jugué. Mi padre lo compró junto con el Hustler (billar) en un par de cintas de la extinta Indescomp, de aquellas que tenían la misma carátula a pesar de llevar diferentes juegos (una especie de “Estrella de la Muerte” blaugrana). Aunque en la carátula ponía el nombre de Gridrunner, en realidad la cinta traía el Matrix, su segunda parte. De hecho así lo llamábamos en casa: Matrix. Es un arcade matamarcianos del gran Jeff Minter, simple pero original y frenético, muy parecido al también célebre Centripede, con una brutal adicción.

A bordo de una minúscula nave verde, deberemos destruir todas las naves… ermmmm… ¿oruga? que aparezcan en cada pantalla. Estas orugas (que en un momento dado cambiarán por camellos) se mueven de lado a lado de la matriz que forma el decorado y que da nombre al juego, rebotando contra sus bordes y dejando una especie de bombas con temporizador cada vez que uno de sus segmentos con forma de bola verde es alcanzado por nuestros rayos. Deberemos prestar atención a estas bombas, ya que cada pocos segundos cambiarán de forma, y al cabo de unos instantes se precipitarán en forma de proyectil hacia el suelo.

Otro peligro son unas naves que bajan por el borde izquierdo y luego recorren el inferior disparando un rayo a intervalos fijos (afortunadamente) que si nos alcanza nos convertirá en carbonilla espacial de colores. Y luego está el hombrecillo blanco: un muñequito que nos seguirá desde la parte superior de la matriz y al que podremos freír con nuestros rayos (algo verdaderamente apetecible), pero ¡ojo!, al hacerlo las naves que recorren el borde inferior no tardarán en disparar uno de sus rayos justo cuando lleguen a nuestra altura.

Como veis, es difícil aburrirse con Matrix. Es un arcade ciertamente difícil que no te deja descanso, tienes que tener un ojo puesto en las orugas, otro en sus bombas, otro en las naves de rayos y otro en el hombrecillo blanco. Faltan ojos, ¿verdad? Pues eso. De la música no os contaré nada porque no hay, pero sus efectos especiales y espaciales son sobresalientes. Gráficamente es muy simple, con algunos efectos a destacar como la formación y movimiento perpétuo de esa matriz que es el escenario.

Estamos hablando de un juego de 1983 y esto tenía su mérito. Pero su punto fuerte es su jugabilidad, la forma en que te engancha al joystick y esos elementos originales como el hombrecillo o los camellos, que la primera vez que los veas te harán exclamar un gran WTF?!

Quizás quede por ahí algún despistado que aún no haya jugado a esta joya de Jeff Minter, un personaje al que por cierto no está tratando muy bien la “actual” Atari, compañía para la que realizó magníficos juegos que contribuyeron a incrementar sus ventas de equipos. Si eres de esos despistados, no puedes dejar pasar un minuto más sin entrar en… ¡Matrix!

CARÁTULA DEL JUEGO

 VÍDEO DEMO