30 años con el Commodore 64 (III)

Nueva entrega de la historia de este abuelo cebolleta con el C64...  

Hace muchos años, en el teletexto de TVE, había unas páginas de compraventa e intercambio de segunda mano, en las que de vez en cuando aparecían usuarios de microordenadores buscando gente con la que intercambiar programas. Y fue gracias a este ahora obsoleto medio de comunicación que contacté con un par de usuarios para intercambiar material en diskette por correo y así ampliar mi modesta colección videojueguil. Así, cada pocos meses sentía los nervios de la espera de un nuevo paquete con varios diskettes cargados de juegos, y pude descubrir clásicos como Out-Run, el gran Two on Two y el no menos grande One on One, Ghostbusters, Rick Dangerous o Street Fighter. Con el paso del tiempo la sección de intercambios del teletexto dejó de mostrar anuncios de usuarios de microordenadores, siendo sustituidos por "peceros", "amigueros" y demás fauna 16bitera.
El teletexto: el internet de los 80 y 90.

Por otro lado, a finales de 1991 contacté en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona con un 'dealer' que vendía juegos de C64, para comprarle periódicamente las novedades anunciadas en Micromanía. De esta manera me hice, entre otros, con el gran Navy Seals, el decepcionante Narco Police, Teenage Mutant Hero Turtles, Golden Axe, Pit-Fighter, Pang, y los dos juegos de Los Simpsons lanzados para nuestro ordenador: Bart vs The Space Mutants y The Simpsons Arcade Game de Konami, una desconocida conversión más que digna de la recreativa para 4 jugadores. La diskettera echaba humo, aunque de vez en cuando comprábamos juegos en cinta como NARC, Space Gun, Forgotten Worlds, Shadow Warriors o el pack Soccer Stars con 4 juegos de fútbol (Microprose Soccer, Gazza II, Kick Off 2 y Emlyn Hughes International Soccer).
Qué bonicas esas cajas de juegos en cinta... y qué pronto había que pegarlas con celo...

Y en 1992, el año olímpico, al Commodore le salió competencia en casa. En las navidades, mi padre nos compró en un El Corte Inglés de Pza. Catalunya en Barcelona, un flamante Olivetti PC que llevaba un Intel 386 SX a 16MHz, 2MB de RAM, 40MB de disco duro, tarjeta gráfica VGA, diskettera HD de 3" y 1/4 y monitor a color de 14" por 99.000 ptas de entonces (cerca de 600€ sin contar la inflación, claro). Este equipo pasó a ocupar el espacio dedicado al C64, que quedó relegado al mueble de la TV de la salita de estar. Cuando se averió, lo llevamos a un SAT de Barcelona llamado Servicom en el que te lo cambiaban por uno reparado por unas 13.500 ptas. De hecho, en casa teníamos otro C64 que mi padre consiguió de 2ª mano años atrás y que estaba averiado, que también cambiamos por un C64c reparado para dejarlo en casa de mis abuelos en Barcelona.
Unas cuantas joyas en disco.

En cuanto al PC, en un principio, el entusiasmo por aprender a manejar Windows 3.1, los comandos del MS DOS 5.0 y la programación en Turbo Pascal, y el poder jugar a los juegos de 16 bits que solía ver en las revistas, hicieron que el uso del Commodore fuese a menos. Pero cuando quería jugar "de verdad", enchufaba la panera a una TV de 15" y disfrutaba como un enano. Hasta mediados de 1994 no tuvimos tarjeta de sonido (Sound Blaster Pro), así que jugar a Dune, Prince of Persia, Microprose F1, The Secret of the Monkey Island o X-Wing sin sonido era algo triste, pero era lo que había y eran juegos realmente buenos. Además, en Castellón no tenía acceso a publicaciones extranjeras sobre el C64, y lo que veía en Micromanía era que los 8 bits habían muerto y los 16 bits eran el presente, así que tocaba enterrar al C64. O todavía no...
Commodore Format, una manera de escribir sobre videojuegos algo distinta a Micromanía.

En otoño de 1993 me hice en Barcelona con un par de números de la publicación inglesa Commodore Format. Y ahora algunos me diréis "pues sí que te enteraste tarde, macho". Y tenéis razón, pero por un lado desconocía que esas revistas llegasen a España, y por otro, bueno, Castellón siempre ha sido un poco culo del mundo (hasta que el aeropuerto sin aviones y sus autores nos pusieron en el mapa, pero esa es otra historia) y aquí llegaban entonces pocas publicaciones, y era difícil hallar prensa extranjera. En esta publicación vi referencias a juegos que aquí ni se anunciaban, así que retomé el contacto con el tipet de Sant Antoni y le pedí juegos inéditos aquí y otros que me recomendara. Y me mandó el "perfecto" -según la revista CF- Mayhem in Monsterland (le dieron un algo exagerado 100%), el colosal Creatures y su segunda parte (que me gustó menos), el más que digno Lemmings, Uridium, Teenage Mutant Ninja Turtles: Coin Op, el divertido Maniac Mansion u Out Run Europa, entre otros. Aquello extendió la vida del C64 una buena temporada...
¡Enséñame los diskettes, enséñame los diskettes!

En el próximo y definitivo post de la serie: larga vida a la emulación.


Salu2, Paco.
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Josepzin